En contadas ocasiones algún cliente me ha pedido que le entregue los archivos editables. Estos archivos son los brutos, el archivo que creo de cero donde defino los estilos gráficos y la composición de los elementos, generalmente en formato Adobe Illustrator o InDesign. Quienes piden estos archivos lo hacen por varios motivos: para crear piezas nuevas usando elementos aislados del diseño, para adaptar la pieza a otras medidas, para editar textos… en resumidas cuentas, para contar con las mismas herramientas que su diseñador ha creado y utiliza para trabajar. En este post quiero explicar que estos archivos tienen un coste añadido, puesto que su valor y utilidad es diferente a la del archivo que se envía a la imprenta. Para quienes siguen sin ver la diferencia, me he parado a reflexionar detenidamente, indagadando también en la opinión y argumentarios de otros coleguillas de la profesión, y estas son mis conclusiones:
DERECHOS DE AUTOR
Una obra gráfica no es de quien la paga, si no de quien la realiza. Los archivos que crea un diseñador son de su propiedad y lo que cedes al cliente es su derecho a uso o exclusividad. Sin embargo, yo no tengo un sentimiento arraigado de la propiedad de creación, porque al fin y al cabo yo lo he creado bajo petición del cliente. Si no que es más una cuestión de precio.
EL VALOR DE LAS COSAS
No es lo mismo que me encarguen un folleto y yo entregue un arte final para imprenta, a entregar un archivo que se puede modificar, replicar y con el que se pueden generar otras aplicaciones. Son cosas muy diferentes y, por eso, su precio es diferente.
COMPARACIONES ODIOSAS
» Cuando te compras una camisa, no se te ocurre pedir en la tienda que te faciliten el patrón de la misma.
» O cuando vas a un restaurante y te gusta un plato, no se te ocurre hacer llamar al cocinero y pedirle la receta.
Estas dos comparaciones a mi me ayudan a hacer comprender esta diferencia. También hay que tener claro que, aunque me diesen el patrón y la receta, cuando hiciese esas cosas yo misma en casa, no quedarían igual, porque yo no tengo mano ni para la cocina y ni para la moda.
NOTA IMPORTANTE: Estos comentarios exceptúan el encargo manual de identidad visual, puesto que en ese caso estoy creando una imagen corporativa y unas premisas para su buen uso y disfrute; para que la marca sea cuidada se entregan todas las especificaciones y archivos editables salvo las tipografías, que tienen su propia licencia. El tema de las licencias tipográficas es otro jardín, así que me lo guardo para otro post.

EL TRUQUI DEL ALMENDRUQUI
Amigo diseñador, la comunicación con tu cliente es clave. Aclarar los términos y explicarle el proceso de tu trabajo y los archivos que le entregarás le ayudarán a entender el proceso. Todo lo que pueda ser pactado o presupuestado previamente, mejor que mejor. De todas formas, guárdate la espalda y añade esta premisa en tu presupuesto:
Los archivos editables son de la propiedad de su autor, por lo tanto no se procederá a la entrega de estos. Se facilitarán artes finales* para su impresión y previos en JPG para uso online.
* Los artes finales son archivos listos para impresión o fabricación en formato final PDF no editable.
Uno de los compis con los que he hablado de este tema es el diseñador
Carlos de Miguel, que me dijo:
No te bajes los pantalones con esto, no es sólo por ti… Es por toda la profesión. La entrega gratuita de archivos editables asociada con el intrusismo es un arma de doble filo.