Los Arribes del Duero son un espacio natural, reserva de la biosfera, situado en el noroeste de la provincia de Salamanca y el sudoeste de Zamora, junto a la frontera portuguesa que coincide con el paso del río Duero abriéndose paso entre grandes bloques de piedra. Todo esto supervisado por increíbles aves que sobrevuelan los cañones, con una flora salvaje y una arquitectura muy particular.
Conocía la zona y sabía el terreno que pisaba cuando mi colega coworker Silvia me metió en este proyecto. La creación de una nueva ruta del vino para fomentar el desarrollo de bodegas de la zona, pero no solo eso, si no que sirva de anzuelo para dar a conocer su paisaje, gastronomía y patrimonio.
Así que investigué más a fondo para empaparme bien en las aguas del Duero y conocer también lo que hay a cada lado de sus orillas, llegando a la conclusión de que es una zona en la que podemos encontrar un sinfín de colores que se van transformando, diferentes texturas y deliciosos sabores.
Los valores de la marca y de la zona eran los mismos:
Y el concepto y los colores estaban claros:
Una gama cromática alrededor de los rojos, que es el color característico del vino, de los majestuosos atardeceres de la zona y de las hojas de la vid. El amarillo que es el es el color del sol y del liquen, tan representativo de la zona. Y como complementario el azul, el color del río.
Basándome en las formas, texturas y características de las Arribes del Duero, creé este boceto. Un lettering con un resultado divertido, intrépido y dinámico, que representa las formas de la zona.
Para resaltar el valor tradicional y artesanal de la zona y, en contraposición con el estilo del lettering, elegí como tipografía corporativa la letra Landa.
Y este fue el resultado final:
Así que después de cerrar el proyecto no pude aguantar las ganas de volver a visitar la zona y descubrir algunas de las aplicaciones corporativas que se han llevado a cabo. Como las placas para los locales adheridos a la ruta, realizadas artesanalmente por Numa Cerámica:
O el súper logo que te da la bienvenida a la zona. Y ahí estoy yo, toda orgullosa:
¡Una escapada súper recomendable! Aunque yo en realidad soy más de cerve que de vino, esta ruta me ha parecido una excusa perfecta para conocer una zona chapó. Y ya si te gusta el vino pues ni te cuento. ¡Nos vemos en las Arribes, chatos!