No, no es haya tenido un conflicto sobre mi identidad de género. De momento me sigo sintiendo mujer, ¡pero es que estreno nueva identidad visual!
Desarrollar la imagen corporativa para otras personas o marcas es uno de mis trabajos favoritos. Me gusta analizar su carácter, conocer sus valores, su público objetivo y sintetizarlos en una imagen gráfica. Pero cuando se trata de mí, me atoro mucho. Me resulta muy difícil ver mi carácter reflejado en un logotipo o en una tipografía. Vamos, que podríamos decir que soy mi peor cliente. Así que he pedido un poco de ayuda, me he puesto manos a la obra. ¡Y aquí tenéis el resultado!
Soy bastante voluble y me gusta reinventarme. Por eso, en mi papelería he decidido no tener un logotipo establecido: he impreso una ilustración de unas manos haciendo un gesto gangsta con mis iniciales (aunque también podrían ser las de Los Angeles). Y por la otra cara, he impreso mis datos. Así que puedo coger el brushpen o algún rotu que me mole y poner mi nombre y/o lo que quiera. Y ale, ¡a repartir!
He escogido un gramaje muy denso para el papel (reciclado, por supuesto), es decir, que tiene un grosor del doble de lo habitual. Vamos, que es una tarjeta muy gordita. Y además he pintado el canto.
Las impresiones son en negro y yo añado el rosita con mis rotus. Eso sí lo tengo claro: el rosa es mi color. Es energético pero sosegado, es cariñoso y es joven, como yo.
Yo no soy una gran ilustradora y dibujar manos me parece lo más difícil del mundo-mundial. Así que las ilustraciones se las encargué a mi amiga Saelito. Nos conocimos cuando estudiamos el bachillerato de artes y nos perdimos la pista durante unos cuantos años. El año pasado la redescubrí hecha ya toda una artista con un estilo peculiar que me encantó y me pareció que encajaba perfectamente conmigo.
Para las carpetas, además de las manos en posición Laura Asensio, también le pedí unos puños, de manera que puedo tatuar sus nudillos con lo que me plazca. Si, quizás un poquito macarra, ¡igual que yo!
Si me vengo muy arriba, puedo sacar mi caja de esmaltes de uñas y echar un poco de brilli-brilli.
Para la elección tipográfica sabía que no iba a encontrar el tipo de letra que pudiera transmitir mi personalidad sin la ayuda de mi querida Natalia Weber. Ella, además de conocerme mucho, tiene un super poder para esta labor, en serio lo digo… Ella te habla de las personas como que fueran tipografías y viceversa. Hasta llegar al punto de decirte de alguna persona ¡este tiene la templanza de una Helvetica! o ¡este es lo que la Salomé a la Bodoni! Tiene un don y me encanta siempre contar con su opinión para estos menesteres.
Además, se lo puse todavía un poco más difícil y le dije que me encantaría que fuera una tipo diseñada por una mujer. Natalia se hizo su moño de pensar y se puso a buscar hasta que dio con la solución: me envió esta propuesta recomendándome usar la tipografía Bligh de la brasileña Luisa Baeta y yo lo vi claro… ¡Era esa!
Bligh es una sans serif humanista monolineal (de poco contraste) con un toque divertido, con la versatilidad de una tipo de texto pero con un rollete vaccacional a la vez. Como dice su propia autora una Grotesk de fin de semana o una Franklin Gothic con sandalias, Luisa lo cuenta mejor:
Además la complemento con la tipografía Clone Rounded Latin para titulillos y otros detalles.
Abusando de la confianza de Saelia, la pedí una ilustración de una boca para hacer estas pegatinicas para cuando hago algún envío o envuelvo presente. Y así poner en su boca lo que quiera.